
Una vez más, Tim Cook demuestra que su agenda está centrada en la estrategia global de Apple. Este lunes, el CEO de la compañía realizó su tercera visita a China en lo que va del año. ¿La razón? Participar en una cumbre de cinco días sobre la cadena de suministro junto al primer ministro chino Li Qiang y una veintena de destacados líderes empresariales internacionales. En esta reunión, ejecutivos de empresas como Rio Tinto, Corning y Charoen Pokphand Group compartieron espacio con figuras clave de Lenovo e ICBC para discutir temas cruciales del comercio y la producción global.
No cabe duda, Cook dejó clara su posición en la China International Supply Chain Expo, un evento que destacó la importancia de los socios chinos para Apple. “No podríamos hacer lo que hacemos sin ellos”, aseguró con determinación. Y es que Apple, con más de 200 proveedores principales, depende profundamente de la infraestructura y la capacidad de producción de China, donde se fabrica la mayoría de los iPhones a través de su socio Foxconn. Como quien dice, China es un pilar fundamental para la compañía.

Pero, atención, que el contexto político no se puede ignorar. La visita de Cook coincide con un panorama de tensión comercial: la reciente victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses reaviva la posibilidad de nuevos aranceles sobre los productos chinos, algo que podría golpear directamente a Apple. A pesar de este escenario, Cook ha optado por fortalecer la relación con China mientras, por otro lado, diversifica su producción hacia países como Vietnam e Indonesia.
El mensaje es claro: Apple no está dispuesto a dejar de lado un mercado tan importante como China, su segundo más grande después de Estados Unidos. Sin embargo, tampoco quiere poner todos los huevos en la misma canasta. En octubre pasado, durante otra visita a Beijing, Cook reafirmó la intención de Apple de seguir invirtiendo en el país, dejando entrever que, para él, los lazos con China no son negociables.
En definitiva, Cook está jugando un juego estratégico, navegando con habilidad entre las aguas de la política global y la economía. Porque, si algo ha quedado claro, es que Apple sigue apostando fuerte por China mientras busca nuevas alternativas para asegurar su futuro. Y, como dirían muchos, el tiempo dirá si esta apuesta dará los frutos esperados.



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