El Arrepentimiento al Dejar Ir un Mac Studio M1 Max

Arrepentido.

Hay decisiones que parecen correctas en el momento, pero que pronto revelan un lado amargo, teñido de dudas y arrepentimientos. Esa sensación me atrapó hace unos días cuando, seducido por el brillo de la novedad, decidí poner en venta mi Mac Studio M1 Max para comprar el último Mac mini con procesador M4. Un movimiento que, sobre el papel, parecía lógico. En la práctica, sin embargo, se convirtió en una experiencia que me hizo reflexionar sobre el apego, la utilidad y las trampas del consumismo tecnológico.

La Seducción de la Novedad

El anuncio del Mac mini M4 llegó como una ráfaga fresca, cargado de promesas: un diseño compacto y por qué no decirlo, precioso, potencia mejorada y un precio que, comparado con el Mac Studio, resultaba tentador. Lo que mi cerebro interpretó como “evolución”, mi corazón lo tradujo como “excusa”. Por más que intenté justificarlo con argumentos racionales (“no necesito tanta potencia”, “el tamaño del Mac mini es más conveniente”, “ahorraré algo de dinero”), había algo profundamente visceral detrás de la decisión: el deseo de poseer algo nuevo.

Así que preparé mi Mac Studio M1 Max a la venta, esa máquina que me había acompañado con impecable rendimiento en cada proyecto creativo. Desde la facilidad para trabajar con archivos muy pesados o hasta el diseño de textos como este, nunca me había fallado. 

El Peso del Arrepentimiento

Todo cambió cuando recibí la primera oferta seria. El comprador estaba entusiasmado y el trato estaba cerrado a falta de envío. Esa misma noche, una sensación incómoda se instaló en mi cabeza y apenas pude dormir. Pasé la noche haciéndome la misma pregunta:¿Realmente quería deshacerme de una máquina tan poderosa y fiable por algo que, en esencia, era una ligera variación?

Recordé todas las horas de trabajo que he pasadofrente al Mac Studio, lo silencioso que es incluso bajo presión, y cómo se ha convertido en una extensión de mí. Es más que un equipo; es un dispositivo que me ha permitido convertir ideas en realidad sin interrupciones ni limitaciones. Cambiarlo por algo más “compacto” empezó a sentirse como un error, una traición a esa “relación” entre el Mac Studio y yo. Si, querido lector, cuando tienes un equipo de Apple es algo que no suele ser fácil de explicar y no se basa solamente en trabajar con una máquina, es la experiencia de uso y la sensación de tranquilidad que tienes cuando sabes que algo no te va a fallar. 

La Decisión de Cancelar

Tras una breve charla con alguno de mis compañeros de AppleX4 he tomado la decisión de no venderlo. Escribí al comprador disculpándome y he canceladola venta. Sí, me sentido mal por romper la palabra que había dado, pero al mismo tiempo, aliviado. Hoy me he puesto a mirar el Mac Studio sobre mi escritorio, como si fuera la primera vez. He comprendido que no hay necesidad de cambiar algo que ya cumple todasmis expectativas y que con tanto esfuerzo compré ensu día.

Esta experiencia me ha enseñado algo valioso: no siempre necesitamos lo más nuevo, lo más brillante o lo más anunciado. A veces, lo que ya tenemos es más que suficiente, y aprender a valorar lo que poseemos puede ser una de las decisiones más sabias.

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