¿Qué le pasa a Siri? La carrera de Apple en la inteligencia artificial, contada sin filtros

¿Te acordás cuando hablarle al celular parecía cosa de ciencia ficción? En su momento, Siri era lo más parecido a tener a HAL 9000 en el bolsillo, pero sin el drama de «I’m sorry, Dave…». Sin embargo, mientras otras empresas avanzan a pasos agigantados en inteligencia artificial, Siri parece haberse quedado atrás, como ese compañero de clase que tenía potencial pero se distrajo y no entregó el proyecto final.

Recientemente, The Information sacó a la luz varios trapitos al sol sobre por qué Siri no termina de despegar. Spoiler: no es por falta de talento, sino por decisiones medio erráticas, roces internos y una cultura que, al parecer, se quedó cómoda en su zona de confort. ¿Quién lo diría, no? Apple, la empresa que nos enseñó a exigir más del diseño y la tecnología, resulta que en IA todavía no encuentra el norte.

Siri, ¿un asistente o una patata caliente?

Una de las cosas más curiosas que cuenta el informe es que, dentro de Apple, Siri se ha convertido en lo que llaman una “patata caliente”, o sea, algo que nadie quiere sostener por mucho tiempo. Los equipos se lo pasan de unos a otros, sin un rumbo claro. Incluso, apodaron al equipo de IA como “AIMLess” (sin rumbo). Eso, ya de por sí, da para pensar: ¿cómo podés innovar si ni siquiera sabés hacia dónde vas?

Y si te estás preguntando si hubo ideas para mejorar, la respuesta es sí… muchas. Pero la mayoría quedaron en el camino. Por ejemplo, hubo una época en la que Apple estaba considerando dos modelos de lenguaje: uno livianito para que corriera en los iPhones y otro más potente en la nube. Buen plan, ¿no? Pero lo desecharon para apostar todo a uno solo en la nube, y eso trajo más lío que soluciones. Cambios de estrategia, frustraciones, gente que se fue… un cóctel complicado.

El dilema de la privacidad y el miedo a arriesgar

Otro punto clave es la obsesión —y no lo decimos en mal sentido— de Apple con la privacidad. Esto, que es uno de sus sellos distintivos, también le puso trabas a sus desarrollos de IA. Mientras otras compañías recolectan toneladas de datos para entrenar sus modelos, Apple avanza con más cautela. ¿Es esto bueno o malo? Bueno… depende. Protege al usuario, sí, pero también limita lo que pueden hacer sus asistentes virtuales.

Y si a eso le sumamos una cultura interna que parece evitar el riesgo como si fuera una enfermedad, el combo es letal para innovar. Se priorizan mejoras chiquitas —como eliminar el “oye” del “Oye Siri”, que tardó más de dos años en implementarse— en lugar de saltos grandes, como darle a Siri una comprensión emocional o verdaderamente conversacional.

¿Y mientras tanto, qué hace la competencia?

Mientras en Apple estaban debatiendo si sí o si no, OpenAI sacudió el tablero con ChatGPT en 2022. Y aunque desde adentro intentaron minimizar el impacto, la realidad es que cambió las reglas del juego. Google también está metiendo presión con Gemini, y Microsoft se alió con quien pudo para meter IA hasta en el Bloc de notas.

Apple, por su parte, prohibió durante un buen tiempo que sus ingenieros usaran modelos externos en productos finales. O sea, podían jugar con ellos en pruebas internas, pero nada de meterlos en cosas que el usuario viera. Eso, en un mundo que se mueve rapidísimo, es como correr con una pierna atada.

¿Y ahora qué? ¿Hay luz al final del túnel?

Parece que sí. Craig Federighi —sí, el del pelo blanco que siempre sonríe en la WWDC— decidió meter mano en el asunto. Ahora los ingenieros tienen más libertad para usar modelos de código abierto, aunque no sean propios de Apple. Esto, en serio, es un cambio importante. Puede significar que por fin Siri empiece a recibir una actualización en serio y no solo un cambio de peinado.

Eso sí, hay que tomarlo con pinzas. Según el mismo informe, algunas funciones que Apple mostró en la WWDC 2024 eran más show que realidad. Cosas como que Siri accede a tus mails en tiempo real o te planifica rutas… en realidad, no estaban ni desarrolladas del todo. Lo único que funcionaba bien era una animación linda. ¿Marketing? Puede ser. Pero también puede ser un síntoma de esa presión por no quedarse atrás aunque todavía no estén listos.

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