
Cuando Apple presentó al mundo la “nueva era de Siri” durante la WWDC 2024, muchos lo vieron como el gran salto hacia una inteligencia artificial más personalizada y avanzada. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. Un accionista ha decidido llevar el asunto a los tribunales, alegando que lo que Apple mostró era más ilusión que realidad.
Eric Tucker, accionista de Apple, ha presentado una demanda colectiva en un tribunal de California contra la compañía y algunos de sus altos ejecutivos, incluidos el CEO Tim Cook y los actuales y antiguos directores financieros. La acusación principal: que Apple habría hecho declaraciones “engañosas” sobre el desarrollo y disponibilidad de las nuevas capacidades de Siri, afectando directamente el valor de sus acciones.
La muletilla aquí es clara: no todo lo que brilla es oro. Porque según la denuncia, Apple no tenía un prototipo funcional de esas prometidas funciones de Siri al momento de su presentación. Es más, se alega que no existía una base técnica sólida para prometer que estarían listas a tiempo para la generación del iPhone 16.
El caso incluso menciona una publicación del conocido blog Daring Fireball, donde John Gruber sugirió que el video de presentación de Siri era más un concepto que una demostración real. Como si eso no fuera suficiente, la demanda también hace referencia al anuncio protagonizado por la actriz Bella Ramsey, que Apple eliminó de YouTube poco después de la controversia.
En marzo, Apple intentó calmar las aguas al declarar que esperaban lanzar las nuevas funciones “en el próximo año”, lo que según el director de marketing Greg Joswiak, ahora significa 2026. Si todo va según lo previsto, iOS 26.4 sería la actualización que finalmente incluiría estas capacidades de Siri.
Pero claro, para los inversores, las promesas incumplidas tienen consecuencias. El precio de las acciones de Apple cayó cerca de un 13 % en la semana posterior al anuncio del retraso, lo que ha generado descontento —y ahora, acciones legales.

Por ahora, Apple no ha emitido comentarios sobre esta nueva demanda, pero el caso podría marcar un precedente importante en cómo las grandes tecnológicas comunican sus desarrollos de inteligencia artificial.
Porque, al final del día, no todo lo que brilla es oro… y en Silicon Valley, eso puede costar miles de millones.


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