Apple M5: potencia de locos, decisiones discutibles

Apple lo ha vuelto a hacer.
Nuevo chip, nuevos productos, y cómo no, nuevas polémicas.
El M5 llega prometiendo el mayor salto en rendimiento e inteligencia artificial de la historia de Apple Silicon… y lo cierto es que, en parte, lo consigue. Pero, como suele pasar con Apple, lo que te enseña en el escenario no siempre cuenta toda la historia.

M5: el cerebro más listo de la clase

El nuevo chip M5 es una bestia: 10 núcleos de CPU, 10 de GPU y un Neural Engine que parece salido de un laboratorio de IA. Apple dice que puede ser hasta un 45 % más rápido en gráficos que el M4, y tiene un ancho de banda de 153 GB/s.
En cristiano: es un chip que va sobrado para lo que hagas.

Pero lo más interesante no es la potencia, sino la dirección que toma Apple: todo gira en torno a la IA local. El M5 no solo quiere mover tus apps, quiere pensar contigo. Renderiza más rápido, predice tus tareas y gestiona la energía con una eficiencia absurda.
Hasta ahí, aplausos.

Diagrama del chip Apple M5, que muestra la disposición de núcleos de CPU, GPU y otros componentes en un diseño técnico detallado.
Diagrama del chip M5 de Apple, destacando su arquitectura avanzada y capacidades de rendimiento.

iPad Pro M5: rápido, precioso… y con letra pequeña

El nuevo iPad Pro M5 es una joya.
Tiene Wi-Fi 7, un módem C1X para redes más rápidas y versiones de hasta 2 TB de almacenamiento. Pero, ojo con la trampa: no todos los iPad Pro M5 son iguales.

Los modelos de 1 TB y 2 TB vienen con 16 GB de RAM y una CPU de 10 núcleos. Los de 256 GB o 512 GB, con 12 GB y un núcleo menos.
Vamos, que si compras el “barato”, te llevas menos potencia aunque Apple no lo diga en grande.

Y sí, las mejoras en IA y rendimiento son reales, pero si usas el iPad para tareas normales —navegar, tomar notas, ver pelis o editar algo puntual—, el salto con respecto al M4 no te va a cambiar la vida.

Pantalla de un iPad Pro M5 mostrando múltiples aplicaciones abiertas, incluyendo un análisis meteorológico, un video, y gráficos tridimensionales de un paisaje.
Captura de pantalla del iPad Pro M5 mostrando múltiples aplicaciones abiertas, destacando su potencia y versatilidad.

MacBook Pro M5: más poder, menos contenido

El MacBook Pro M5 es, sencillamente, una máquina brutal.
Hasta 24 horas de batería, gráficos más potentes, ventiladores casi invisibles… lo tiene todo.
Bueno, todo menos el cargador.

En Europa, Apple ha decidido que el adaptador de corriente ya no viene en la caja.
Sí, has leído bien.
Pagas más de 1.800 euros por un portátil y te llega sin cargador.
En Estados Unidos sí lo incluyen, pero aquí toca comprarlo aparte. Apple lo justifica diciendo que es “por sostenibilidad”. Yo digo que es por beneficio.

Reducir residuos está bien, pero no a costa del cliente.
Esa decisión, sinceramente, me parece una jugada fea.

Vista lateral de un portátil MacBook Pro, mostrando su teclado y puertos, con un fondo oscuro.
El nuevo MacBook Pro M5 destaca por su diseño elegante y potente rendimiento, ideal para tareas exigentes.

Vision Pro M5: más fluidez, menos respeto por los early adopters

El Vision Pro M5 mejora lo que tenía que mejorar:
ahora tiene una tasa de refresco de 120 Hz, renderiza más píxeles, y el nuevo chip ofrece un rendimiento más suave.
También han lanzado nuevos accesorios —la Dual Knit Band, el stylus Logitech Muse, incluso compatibilidad con el PlayStation VR2 Sense—, pero todos se venden por separado.

Y aquí viene la parte que duele:
si tienes el Vision Pro con chip M2, Apple no te deja entregarlo en el programa Trade-In.
Nada. Cero.
Si quieres el nuevo, tienes que vender el tuyo por tu cuenta y volver a pagar el precio completo.
Así trata Apple a los que apostaron primero por su dispositivo más ambicioso.

Mujer usando un visor de realidad aumentada en un entorno minimalista, viste una blusa de manga larga de color azul.
Usuario utilizando el visor Vision Pro M5 de Apple, destacando su diseño y tecnología avanzada.

La otra cara de la innovación

No me malinterpretes: el M5 es impresionante.
Apple sigue a años luz de la competencia en rendimiento por vatio y eficiencia térmica. Pero esta generación muestra un patrón cada vez más claro: te venden menos por más.

Primero quitaron el cargador del iPhone, ahora del MacBook.
Primero incentivaron el reciclaje con el Trade-In, ahora lo ignoran con el Vision Pro.
Y mientras tanto, los accesorios esenciales siguen costando un ojo de la cara.

Apple no solo diseña tecnología; diseña cómo pagas por ella.

Una persona sostiene una caja de iPhone mientras le entrega un iPhone de color rosa a otra persona.
Un cliente recibe un nuevo iPhone en su caja mientras entrega su antiguo dispositivo, simbolizando la transición a los últimos productos de Apple.

En resumen

El M5 es un paso enorme para el hardware de Apple, pero deja un sabor mixto:
una mezcla entre admiración y decepción.
Potencia y elegancia, sí, pero también decisiones que hacen dudar si la compañía sigue pensando en el usuario… o solo en su margen.

Si me preguntas, esperaría a los M5 Pro o Max antes de actualizar, y pensaría dos veces antes de cambiar de Vision Pro.
Porque la innovación, cuando se convierte en negocio, puede dejar de ser magia.

Y en AppleX4, ya sabes: amamos Apple, pero no le reímos todas las gracias.

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