
Durante el lanzamiento del nuevo MacBook Pro M5, muchos usuarios en Europa se llevaron una sorpresa: algunos modelos no traen cargador en la caja. Y claro, en cuestión de horas, las redes se llenaron de titulares tipo “La Unión Europea lo ha prohibido”.
Pues no. Esa no es la historia real.
Qué dice realmente la ley europea
La Unión Europea lleva años trabajando para reducir los residuos electrónicos y estandarizar los cargadores. Su gran jugada fue imponer el puerto USB-C como conector universal, una decisión que incluso forzó a Apple a abandonar el Lightning.
Pero la norma no dice en ningún momento que los fabricantes no puedan incluir un cargador. Lo que establece es que deben ofrecer la opción de comprar el dispositivo con o sin él.
Así que no, Bruselas no le ha dicho a Apple que quite el cargador del MacBook Pro M5. Lo que ha hecho Apple es aprovechar la norma para simplificar su distribución (y, probablemente, rascar algo más de margen).

La jugada de Apple: sostenibilidad o estrategia comercial
Apple defiende que muchos usuarios ya tienen cargadores compatibles y que eliminarlos del paquete reduce residuos. Pero seamos sinceros: también reduce costes.
Fabricar dos versiones distintas (una con cargador y otra sin él) encarece la logística. Por eso la compañía ha decidido que, al menos en Europa y Reino Unido, el cargador se compre aparte.
La idea suena ecológica, sí, pero en la práctica significa que si eres nuevo en el ecosistema o no tienes un adaptador USB-C potente, tendrás que pagar por uno adicional. Y los cargadores de Apple baratos no son precisamente.

Críticas y consecuencias
Esta decisión ha generado dos reacciones claras.
Por un lado, hay quienes aplauden la coherencia con la reducción de residuos. Por otro, usuarios que se sienten estafados por tener que pagar más por algo tan básico como cargar el equipo.
Y hay un punto medio: muchos se preguntan si realmente esto reduce la huella ecológica o si, al final, se compensa con más envíos y más cajas vendidas por separado. El debate está servido.

La delgada línea entre sostenibilidad y negocio
No es la primera vez que Apple convierte una obligación regulatoria en una oportunidad de marketing. Ya lo hizo con los iPhone sin cargador. Y la jugada se repite.
La realidad es que la UE no prohibió el cargador del MacBook Pro M5; simplemente le dio libertad a Apple para decidir.
Y Apple, como siempre, ha elegido el camino que equilibra su discurso ambiental con su cuenta de resultados.
El movimiento no es ilegal, pero sí deja un sabor agridulce.
Porque sostenibilidad no es solo quitar accesorios, sino hacer que los productos duren más, se reparen mejor y no te hagan pasar por caja por cada cable o adaptador.
En cualquier caso, esto no parece un error: es el futuro según Apple.
Uno en el que el “menos es más” no siempre significa que pagues menos.


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