
Hay movimientos que no se anuncian en una keynote ni salen en un vídeo promocional, pero que ayudan a entender por qué Apple suele llegar más tranquila cuando el contexto se complica. Esta semana hemos sabido, a través de MacRumors, que Apple ha conseguido evitar el impacto directo de los nuevos aranceles a los chips, justo en un momento en el que muchas empresas tecnológicas empiezan a preocuparse —y bastante— por el aumento de costes en la fabricación de hardware. La verdad es que no sorprende demasiado. Apple lleva años jugando esta partida con antelación, pensando más en escenarios futuros que en apagar fuegos de última hora. El endurecimiento de la política comercial en Estados Unidos, especialmente en todo lo relacionado con aranceles a los semiconductores, busca proteger la producción local y reducir dependencias externas, pero también encarece fabricar casi cualquier dispositivo tecnológico. En ese contexto, lo habitual sería pensar en subidas de precios, ajustes de márgenes o recortes silenciosos. Sin embargo, Apple vuelve a desmarcarse gracias a una combinación muy suya: chips propios, contratos cerrados con tiempo y un control casi obsesivo de su cadena de suministro. Sus procesadores Apple Silicon, tanto de la serie A como de la serie M, se fabrican principalmente junto a TSMC, bajo acuerdos a largo plazo que ahora mismo quedan fuera del golpe más duro de estos nuevos aranceles a los chips. Esto no es improvisación ni suerte; es planificación pura. Mientras otras compañías compran chips estándar y reaccionan cuando el problema ya está encima de la mesa, Apple diseña, negocia y asegura su producción pensando en escenarios que pueden tardar años en materializarse. ¿Qué significa todo esto para el usuario? Básicamente, menos presión para subir precios en productos como el iPhone, el iPad o el Mac. No es que Apple vaya a abaratar nada —no nos engañemos—, pero sí evita tener que justificar incrementos por causas externas, algo que en el mercado actual ya es casi una constante. Además, le da estabilidad, margen de maniobra y la capacidad de seguir lanzando productos sin depender tanto de decisiones políticas que cambian de un año a otro. Conviene, eso sí, poner los pies en la tierra: esta ventaja no es eterna. Apple sigue dependiendo en gran medida de Asia para fabricar sus chips, aunque esté diversificando parte de la producción hacia países como India, y los aranceles, los acuerdos comerciales y la geopolítica son terrenos que se mueven rápido. Aun así, la lectura es clara. Apple no ha evitado los aranceles a los chips por casualidad, sino porque lleva años tomando decisiones pensando a largo plazo. Son noticias poco vistosas, pero que explican por qué, cuando llegan las turbulencias de verdad, algunos siempre parecen ir un paso por detrás y otros ya están colocados donde querían estar. Apple, una vez más, pertenece al segundo grupo.
FAQ – Apple y los aranceles a los chips
¿Qué aranceles a los chips ha evitado Apple?
Los nuevos impuestos relacionados con la importación y fabricación de semiconductores en Estados Unidos que empiezan a afectar a buena parte del sector tecnológico.
¿Por qué Apple se ve menos afectada por estos aranceles?
Porque diseña sus propios chips Apple Silicon y mantiene acuerdos de fabricación a largo plazo que reducen el impacto directo de estas medidas.
¿Esto influye en el precio del iPhone o del Mac?
Sí, de forma indirecta. Al evitar los aranceles a los chips, Apple reduce la presión para subir precios a corto plazo.
¿Apple fabrica sus chips fuera de Asia?
En gran parte no. Asia sigue siendo clave, aunque Apple está diversificando parte de su producción hacia países como India.
¿Puede cambiar esta situación en el futuro?
Perfectamente. Los aranceles, los acuerdos comerciales y la situación geopolítica evolucionan constantemente, y Apple tendrá que seguir adaptándose.


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